¿Quién soy yo, en medio de estructuras que parecen decidir por mí?
- Florencia Ojeda
- 19 ago
- 2 Min. de lectura
Me parece imprescindible en esta época poder diferenciarse de los tejidos sociales un poco confusos, intento construir una identidad que se forma como acto resonante donde el sentido no se impone, sino que se produce en el intercambio, como en la escucha compartida.
Me defino en contra del poder estructurante, acá no se organizan jerarquías, sino espacios donde el poder es suspendido en favor de la conexión emocional y simbólica.
Vivimos inmersos en tramas discursivas que nombran, ordenan y clasifican antes de que podamos decir “yo”. Lo colectivo, en apariencia, son micro espacios que si no perteneces...la palabra lo dice no perteneces. Lo colectivo es una ficción hoy en día, está todo fragmentado, y en vez de contener, capturan y terminan siendo alienantes.
Hoy lo colectivo, funciona como un escaparate, como una vitrina donde solo caben ciertos rostros, ciertos discursos. Es inclusión condicionada: pertenecer exige moldearse. Se vive en simulacro...simulaciones que te enseñan a comer bien, a moldear un cuerpo fitness, pero no seas tan fitness porque eso es exceso de ego, come cereales, pero mejor no comas porque inflaman y son veneno (como la fruta...ja!, donde se ha visto eso) a sentir de UNA determinada manera que emociones son válidas sentir y cuáles no, porque afean, a votar un determinado político, a comprar tales o cuales cosas por propagandas de influencers...a maquillarte de tal forma o no...mejor desmaquillarse de otra.
Lo colectivo hoy no admite críticas, se volvió impermeable, se convirtió en el nuevo mandato, que si emitís opinión de algo o sobre alguien sos un hater...HATER que palabra que odio, y si llámenme odiosa pero en español, please. No se está permitido opinar hoy, y eso me parece peligroso, y no es que esté explícito el no poder hacerlo, es una cuestión que opera desde las sombras, no hay nada que borre mas la subjetividad que el no poder intercambiar opiniones, es un SHOWROOM emocional...una jaula de locos, ni indignarse tranquilos se puede hoy que te tiran toda la parafernalia de cotillón. No se cansan un poco de eso? de ser paladines de las causas de las Naras o Suárez de la vida?.
Igual, para mí, lo más indignante es como lo emocional fue completamente colonizado por el marketing...hay que ser buena vibra, amoroso, receptivo, vibrar con el cosmos esquivando a mercurio retrógrado...pero y qué hacemos con las otras emociones? no tan valoradas por el marketing porque nadie compraría una taza que diga, está bien si tenés cara de culo, tenés permiso a sentirte mal, no, garpan mas las de vive, ama, sueña, ríe.
¿Desde cuándo pensar, es odiar? puede que no estés de acuerdo con lo que pienso, pero de ahí...a que sea odio, el lenguaje se volvió punitivo, cuestionar no es agredir, quién les hizo creer eso? la opinión única no piensa, repite, no necesita argumentos basta con la viralidad, no se construye, se copia, pero principalmente NO SE PIENSA. Y en ese loop, vos y yo, nos quedamos en un eco de alguien más sin voz propia.
Y para cerrar, una frase de George Bernard Shaw: “La libertad significa responsabilidad, por eso la mayoría le tiene miedo ” así que, si pensar distinto es herejía, QUE ARDA EL DOGMA.
Florencia Ojeda.






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